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viernes, enero 19, 2007

MIGUEL ÁNGEL

La disfasia es una patología del desarrollo o evolución del lenguaje. Los niños que la padecen tienen serios problemas de comunicación. Dicho en "román paladino", es como si hablaran en chino y oyeran en ruso. Sí tú hablas en chino con alguien que lo hace en ruso, ni lo entiendes ni te entiende y al final te irritas y te aislas.

Con Miguel Ángel, nuestro tercer hijo, ya desde muy pequeñito nos dimos cuenta, sobre todo Pilar, mi mujer, que la cosa no iba bien. Lógicamente, al ser el tercero teníamos referencias sobre la evolución y crecimiento y Miguel Ángel no evolucionaba como el primero y la segunda. No era un simple retraso del lenguaje, no. El niño estaba siempre irritado, no respondía a ninguna instrucción y no atendía a nada. En la guardería ya nos empezaron a decir que efectivamente, algún déficit de atención tenía, pero que quizás todavía era pronto para alarmarse. Alarmarnos no, pero preocuparnos sí. Coincidió con la llegada del verano, Miguel Ángel ya entraba al colegio en septiembre y decidimos esperar a ver como respondía a la llegada del curso escolar. Era septiembre de 2005.

DE MÉDICOS

No pasaron ni quince días cuando nos llamó su profesora, Raquel. Nos comentó que Miguel Ángel presentaba un retraso madurativo evidente, que en clase no se centraba, que no atendía ninguna instrucción y que a duras penas conseguían que estuviera sentado. Había que actuar. Se lo comentamos a la pediatra y mandó realizarle pruebas, fundamentalmente neurológicas. Ahí sí que saltaron las alarmas. Que a tu pequeño le prescriban un tac o resonancia, no me acuerdo bien y un encefalograma es motivo más que suficiente para que el mundo se te caiga a los pies.

El especialista, el neuropediatra, a la vista de las pruebas nos abrió el cielo: "no hay lesiones orgánicas, se podría sospechar que la actitud del niño viene como consecuencia de alguna lesión cerebral la mayoría de las veces derivada del parto, pero no, el niño no presenta ninguna patología orgánica".

Después de varias pruebas de tipo conductual, el experto emitió su diagnóstico: disfasia. Un retraso madurativo, no mental, derivado de déficit de atención y del lenguaje. Tratamiento logopédico y mucha ayuda al pequeño. Será largo, tedioso, con resultados a medio plazo, pero, y esto es lo que esperábamos oír, SERÁ UN NIÑO NORMAL. Nos recomendó una logopeda a la que fuimos el mismo día para iniciar las sesiones . Era octubre de 2005.

Por esa época yo ya me había decidido a perder peso. Con 97 kilos y operado de hernia discal no podría permitirme seguir de esa manera. Ya había comenzado a andar por las tardes y me apunté a unas clases de spinning. Algún especialista que otro al que le pregunté por la posibilidad de correr me dijo que "nanai", que de correr nada, que para los operados de hernia es totalmente contraproducente. Otros me dijeron que tenía que escuchar a mi cuerpo, que si él aceptaba el trote, pues nada, hasta donde me permitiera.

Pero una obsesión me rondaba desde que a Miguel Angel le diagnosticaron la disfasia y el tratamiento: si él se va a someter a una larga y dura travesía para llegar a ser un niño normal, yo tengo que acompañarle de alguna manera. Si mi niño iba a empezar un maratón terapéutico que, aunque no sea consciente, es más duro que cualquier travesía, yo tenía que ir con él de alguna forma. Decidí que esa forma sería correr.

Y empecé a trotar. Primero 5 minutos, luego 7...
Y empecé a descubrir el mundo trotonero a través de internet. De alguna manera u otra llegué a los blogs de corredores y abrí el mío propio. El resto de mi aventura trotoneril creo que la conoceís.

Miguél Angel lleva ya un año y medio de tratamiento logopédico y los avances han sido espectaculares: está recuperando la atención, ya se comunica de maravilla, aunque no habla del todo bien para un niño de 4 años, y lo que es más importante de todo: está contento. Un niño que antes ni comprendía nada ni se le entendía nada, a la fuerza tenía que estar aislado e irritable. Ya no lo está. Os puedo decir que es el más cariñoso de mis tres hijos. Todavía le queda mucho camino por recorrer, pero a mí también me queda el mío, que espero que sea bastante más largo.
Durante el año 2006 he salido periódicamente a correr, ahí está el blog. Con ciertos bajones, sobre todo en verano, que por lo que voy leyendo por ahí. creo que son comunes a todos los corredores. Pero llegó noviembre y por los motivos que ya sabéis, están en el blog, estuve más de un mes parado, sin correr un solo minuto. Ya veía peligrar la San Antón, objetivo que me marqué para bautizarme como corredor popular. A principios de diciembre retomé las salidas, muy cortas al principio y paulatinamente aumentándolas, pero no me veía yo en estado de forma para afrontar la San Antón.

DICIEMBRE 2006

Mi hermano vive fuera, en Almería. Me dijo que le inscribiera en la San Antón y que por supuesto, me inscribiera yo también. Ya he hablado de mi hermano también en el blog. Le dije que yo no me inscribía, que no estaba preparado. Qué cierto era, después de lo que sufrí en la carrera, luego lo cuento. El día 3 de enero, estaba de vacaciones, subí con mi hija a las instalaciones de la Salobreja a inscribirle. Todavía hoy no consigo explicarme por qué me inscribí yo también.

EL PASTEL (o la marimorena)

La guinda del pastel de mi estado de forma llegó en forma de gripe. Pero no una gripe al uso, como la de la mayoría de los mortales que se tiran dos días en cama y listo, no. La semana se Nochebuena me puse un día griposo, con fiebre. Consecuencia: entre el día de fiebre y el posterior recuperándome, añadido a las fechas navideñas, sólo salí un día a trotar. La semana de Noche vieja, exactamente igual. No sé si es que no la curé bien, pero lo mismo: 1 día de fiebre, con el mismo resultado: 1 día de salida.

Pero si a esa guinda le queremos poner encima nata montada, pues ahí va: golpe en el coche. También lo comenté en el blog.

El caso que me reincorporé al trabajo el día 8 de enero habiendo salido a correr algunos días, pero en ningún caso con la preparación suficiente para la San Antón.

A mí no me gusta el cabello de ángel, pero el destino quiso ponerlo encima de la nata montada que anteriormente fue depositada en la guinda del pastel de mi estado de forma. Y lo hizo en forma de catarro. "Vías altas", como las llaman los expertos, totalmente colapsadas. Un atranque de mil demonios lo llamo yo. Tos, mocos y demás me dejaron salir sólo el martes día 9 de enero, 1 semana exacta antes de la carrera. Curiosamente el día que me sentí totalmente recuperado del catarro fue el mismo día 16.

HASTA SAN ANTÓN PASCUAS SON

Ese día mi hermano llegó por la tarde a casa a recoger el dorsal y no sé cómo pero decidí que iba a salir a acompañarle. "Ya que estoy inscrito, vamos juntos un par de kilómetros y luego te dejo". No era el debut que me gustaba pero tampoco me parecía correcto dejar a mi hermano sólo en su debut.
LLegamos a la salida en el Gran Eje, perdón la Avenida de Andalucía. El Gran Eje se lo decimos los de Jaén. A las 7 de la tarde. Yo sabía que el grupo de bloggrunners amigoS había quedado en la esquina Mapfre, pero decidí no ir a verlos. No porque no tuviera ganas, ya me conoceréis, ya. No lo hice porque desde que empecé a correr me prometí a mí mismo tomarme la primera carrera como un homenaje en solitario a Miguel Ángel. Perezoso sabe algo de esto, creo. No pretendía tomarme como algo festivo mi debut, sino como una justificación a mí mismo de que si mi niño está embarcado en este árido viaje, yo también voy a bordo con él. En este viaje sólo me parecía conveniente la compañía de mi querido hermano. Estoy seguro de que lo comprendéis.
Vimos la carrera de los pequeños, impresionante ambiente. Dicen que los andaluces somos muy exagerados, pero no creo que haya una carrera, no en España, sino en el mundo con más de 2000 niños corriendo. Si es así "que me lo demuestren".


Nos pusimos a trotar un poco en la entrada al control de acceso. Había muchos corredores subiendo y bajando el gran eje para calentar un poco. Pero había uno en particular que no me podía creer que estuviera calentado con nosotros: Paul Tergat. Sí, sí, era él. Mientras el resto de atletas de élite calentaba dentro del recinto de salida, él estaba a mi altura trotando. Ni corto ni perezoso le pedí una foto, mi hijo mayor nos acompañaba y le llamé para que nos hiciera la instantánea con el móvil. Terga me dijo que no tenía mucho tiempo pero accedió cortesmente y mi hermano y yo lo flanqueamos para la instantánea. Resultado: NO HUBO FOTO. No sé qué hizo mi hijo, estos jóvenes que manejan el móvil hasta con el culo y resulta que falló a la hora de la foto. "Ahora nadie me va a creer que he estado abrazado a Paul Tergat". " No te preocupes papá", me dijo mi primogénito: yo soy testigo.

Explicar lo del ambiente de la carrera es algo impensable. Hasta que no se está metido en el "corral" de salida con más de 2000 personas esperando la salida no se sabe lo que es. Por cierto, el primer daño colateral en el corral fue el pulsómetro. Le cambié la pila antes de salír, comprobé mil veces que funcionaba durante toda la tarde y a la hora de la verdad se volvió loco. Se quedó bloqueado, lógicamente por las interferencias de otros cientos de pulsómetros que había cerca. Como moraleja podemos concluir que el próximo pulsómetro será uno de esos que tiene las frecuencia "blindadas".

PISTOLETAZO

Creo que fue el payaso de Macdonalds el que lo dió. ¿O fue en la carrera de los peques?. No sé, en cualquier caso parecía presagiar lo que iba a hacer yo en la carrera Suerte, hermanito, controlando, que las dos cuestas grandes, paseo de la estación y alcantarilla, bueno,mejor dicho, barranco los escuderos, son duras de co.., de narices.

Bajamos el Gran Eje dentro de la marabunta de corredores. Increíble ambiente dentro y fuera de la carrera. Ritmo tranquilo, un pelín alto para mí, pero llevadero. Mi hermano, como siempre, a mi lado. La subida del Paseo de la Estación fue tranquila, pero algo no iba bien. Mi estado de forma no era bueno, ya lo sabía, pero lo confirmé cuando mi hermano se despegaba si darse cuenta y sin apenas esfuerzo. Estuvo "haciendo la goma" conmigo, pero en sentido inverso, es decir, de adelante hacia atrás y no de atrás hacia adelante como hacen los ciclistas. Bueno, vamos a ver cómo llego al final de la cuesta a ver si recupero un poco bajando por San Ildefonso antes de llegar a los Escuderos. Si no es así, abandono, que era más o menos lo previsible.

Qué curioso que no sólo no recuperé bajando, sino que además me dió un pinchazo en el gemelo derecho. En el nivel mínimo de forma y además cojo. ¡¡Qué te pasa¡¡, estás blanco, dijo mi hermano. No voy bien, no voy bien. ¡¡Venga, sigue, vamos¡¡. A duras penas pude llegar a la calle Adarves bajos. No voy a repertir en cada tramo el ambiente de la carrera, en los 9 kilómetros de recorrido había la misma gente: MUCHÍSIMA. En Adaves Bajos/Fuente de Don Diego le dije a mi hermano: aquí me quedo, sigue tú. ¡¡Qué dices, vamos, tira¡¡. Sigue, que ahora te pillo, le dije para que no me esperara, pero con la firme intención de abandonar.

Y ME PARÉ.

Hasta aquí hemos llegado. No podía esperar otra cosa, no puedo afrontar la subida de los Escuderos tal y como estoy. Voy a seguir andando un poco para recuperar el aliento y me salgo de la carrera o espero a la ambulancia, al coche escoba o yo que sé. Pero en ese mismo instante, cuando ya estaba completamente solo, sin la compañía de mi hermano, me asaltó la pregunta del millón, bueno, mejor que pregunta, el comentario del millón. Vamos a ver, seamos razonables. Si mi pequeñín Miguel Ángel no ha abandonado ni una sola de las sesiones de logopedia en un año y medio que lleva de tratamiento, lloviendo, con frío, con sueño, sin ganas, etc., ¿voy yo a abandonar mi debut en las carreras , que además mi intención era dedicárselo a él?. Si él (y mi mujer y los otros dos hijos) me aplaudieron al bajar la Avenida de Andalucía, cómo les voy a explicar que no me vieron volver porque abandoné?. Mi mujer sí se esperaba este abandono, estaba al corriente de mi estado, es más tuvimos una discusión cuando dije que iba a salir en la carrera.
Meditando y cavilando entré en la subida a los escuderos.

Y EMPECÉ A TROTAR

Es durísima esa subida. Más aún el estado en el que me encontraba. Alterné la subida entre trotar y andar. "Venga, llego arriba y abandono ya del todo". LLegué a la carrera de Jesús y al ser cuesta abajo, la inercia o yo que sé qué me hizo seguir un poco más y otro poco más... Por la Plaza Santa María donde está la Catedral, parecía que el dolor del gemelo izquierdo iba suavizándose. Iva reventado, eso sí, fundido del todo, pero la gente te lleva en volandas aquí en Jaén. La calle Millán de Priego está en ligera subida y ahí también empecé a sufrir de lo lindo. El caso es que me planté en el Pilar del Arrabalejo, y desde ahí ya sabía que era todo cuesta abajo hasta abordar el Gran Eje. Hubo un tramo en el que dejé de trotar y continué andando, creo que fue por la calle San Lucas.
Si dura era la subida anterior, más duro se me antojaba el bajar por el barrio de Santa Isabel. Al fondo se veía la fuente que está antes de llegar a la meta , pero había que girar a la derecha para bajar de nuevo por las calles paralelas a la Avenida de Andalucía: garcía rebull, etc, para luego volver a subirla entera. En este punto me impresionó la cantidad de corredores y corredoras que me veían flojete y que me decían que adelante, que siguiera. Los ánimos no sólo venían del público, también de los corredores. Hay que ver, algunos estaban peor que yo y me animaban a mí. No me lo podía creer. Hubo un espectador que me ofreció una bota de vino con insistencia: ¡¡bebe, bebe¡¡. ¡Si no puedo ni respirar, cómo voy a beber¡¡

EL GRAN EJE P'ARRIBA

Se dice pronto. Creo que se me hizo más largo el último kilómetro de la Avenida de Andalucía, que está en ligera subida, que toda la carrera completa. Cuando pasé por el lugar en el que estaba mi familia y me animaron, ya supe que mi debut en carreras iba a tener un final feliz, que iba a llegar a meta aunque fuera a rastras. A mi mujer le noté el rostro de sorpresa y de enfado a la vez. Sabe que soy muy cabezón y que no he abandonado nada en mi vida, y que, aunque no tenía muchas esperanzas de verme volver, en el fondo sabía que lo intentaría por todos los medios.
Llegué a meta con el tiempo oficioso de 52 minutos y pico. Oficialmente creo que fueron más de 55. Cuando entras, entre el cansancio y que eres novato en estas lides, pasa un tiempo hasta que la pistolita te pasa por el dorsal. No quiero que penséis que al resto de mi familia ni la quiero ni la trato como a Miguel Angel. No podría ser así, son mi vida. Pero esta cruzada la empecé por las causas que ya sabéis y mis pensamientos al cruzar la línea de meta no podían dirigirse a otra persona: MIGUEL ÁNGEL. Después, también pensé en lo demás por supuesto. Especialmente Pilar, a la que debo la mitad de mi entrenamiento. Para salir yo a correr, ella tiene que multiplicarse y se lo agradezco.
El segundo sorprendido fue mi hermano. No me esperaba en meta. El hizo 45 minutos y cuando me vió llegar nos fundimos en un abrazo. Imborrable.

Hoy Viernes todavía tengo agujetas. Ayer salí por la tarde a trotar. Hice 26 minutillos suaves, suaves, pero les vinieron muy bien a mis maltrechas piernas.



P.D.: No sé si os habéis dado cuenta. He cambiado la frase de cabecera de mi blog. Sería un buen nombre para fundar un club de atletismo....

15 Comments:

Blogger anita (la gurisa) said...

bueno, me dejaste casi sin palabras con tu historia, te felicito por la perseverancia que tuviste, fui leyendo estos días porlos blogs amigos, que las cuestas de la carrera fueron duras, asi que doble las felicitaciones...

14:02  
Blogger La Flaca Bohemia said...

Que historia tan linda! Y que hermoso maraton han corrido los dos juntos! Es muy bueno saber que tu chipilín esta progresando satisfactoriamente y que tu conseguistes las fuerzas necesarias para terminar la carrera!! querer es poder! La verdad que me haz inspirado mucho, porque estos días he estado de un ánimo muy bajo para salir a correr! Pero ya no tengo excusas!

Un abrazo grande!

15:42  
Blogger J. G. said...

Te añado a mi post, tienes que estar por fuerza.

No puedo decirte nada más, es superior a mí.

18:06  
Anonymous Anónimo said...

Doble enhorabuena. Me alegro muchísimo del progreso de tu hijo sobre todo.

En cuanto a la carrera, enhorabuena también por estrenarte. ¿A que es divertido y a que las sensaciones son buenísimas?

Pues nada, a engancharse tocan, como lo estamos muchos. Bienvenido al club.

22:39  
Blogger Neke said...

Bonita crónica y mejor motivación para la carrera. Espero que en la próxima estés preparado física y mentalmente para....¡conocer a la peña!, jajajaja.

Enhorabuena en tu debut.

11:35  
Anonymous Anónimo said...

mi enhorabuena de antemano. tu hijo se sentirá orgulloso de ti... y los que te rodean también
abrazos

13:19  
Blogger Unknown said...

Macho me acabas de dar una razón de peso para estar contigo el año que biene,
Un saludo, mejor dos

17:59  
Blogger Alfonso said...

Felicidades por la carrera. Su hubiera habido un premio al coraje y al pundonor, ese habría sido para ti.

Me alegra saber que tu niño está cada día mejor y que pronto habrá dejado atrás su dolencia. Y seguro que cuando crezca y tenga oportunidad de leer esta entrada, desbordará orgullo de su padre por todas las costuras de su cuerpo.

Un saludo

21:21  
Blogger Santi Palillo said...

Enhorabuena kimonojaén, me alegro de que ambos objetivos progresen juntos.

Tiempo habrá para conocernos y que nos presentes a Miguel Ángel.

21:30  
Blogger kimonojaen said...

Sorprendido me encuentro. No me esperaba tantas respuestas. Tenía miedo de que el ladrillazo que solté aburriera a todo el mundo. Me puse a escribir y escribir....
Gracias a todos.

08:51  
Blogger Marcelo said...

Me dejaste sin palabras. Gracias por compartir tu historia.

15:05  
Blogger anita (la gurisa) said...

a mi no solo no me aburriste, sino que me tocaste tanto que te dediqué unas palabritas en mi blog!

20:17  
Anonymous Anónimo said...

Enhorabuena por la constancia para acabar la carrera y sobre todo por la forma que has elegido para acompañar a tu hijo.
Ojala los dos llegueis muy lejos por este camino

09:30  
Anonymous Anónimo said...

Joder Kimonillo, me ha emocionado muchísimo tu historia...

A veces los cabezones son/somos los que conseguen/imos todo lo que nos proponemos en la vida...y ningún ejemplo mejor que el tuyo...al igual que el de Miguel Ángel, que con su perseverancia y la vuestra, será un niño muy feliz toda su vida.

Si pudiste acabar la san antón con tantas dificultades antes de hacerla y tan poco entrenamiento, acabarás cualquier carrera que te propongas.

Mi más sincera enhorabuena, campeón.

17:50  
Blogger Plum Tachimowsky said...

¡Ole tus huevos y los de Miguel Angel!
Me he emocionado leyendo el relato, snif...
Salud. PLUM

19:41  

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