Desde las vacaciones de Navidad no he entrado en el blog. No voy a volver a explicar las razones, ya me estoy poniendo demasiado pesaíto.
El año pasado no tenía pensado participar, tuve problemas de salud y no estaba preparado, pero al final por diversos motivos tomé la salida y, sufriendo como un perro y acabando lesionado, la terminé.
Este año ha sido diferente. Sí que tenía pensado correrla y no había tenido ningún problema físico. He estado haciendo mis salidas regularmente y, aunque no me la estaba preparando específicamente, sí que cuando se aproximaba la fecha intensivé mis salidas, sobre todo en distancia para poder hacer decorosamente.
El año pasado corrí con mi hermano. En esta edición él no ha podido venir a correrla. Sin embargó "embarqué" en este proyecto a mi cuñado, el marido de mi hermana. Él lleva más o menos un año corriendo en plan tranquilo, y no tenía pensado ni remotamente correrla. La semana pasada le dije que le había sacado el dorsal y se sintió obligado a hacerla.
Del recorrido en sí, decir que este año sí que he disfrutado, puesto que no he tenido ningún percance. Destacar del nuevo recorrido la entrada en el subterráneo: impresionante ver a miles de personas llenándolo y gritando. Merece la pena.
La temida cuesta de los escuderos, que el año pasado subí andando, este vez la superé sin problemas, incluso a un ritmo bajo porque iba con mi cuñado y se quedaba subiendo.
Durante el recorrido me encontré a mi amigo el corredor perezoso, hablé con én el la carrera y, tengo que pedirle perdón por ello, no me identifiqué como kimono.
Lo siento perezoso, no pude resistirme a la tentación de permanecer en el anonimato. Quizás ni siquiera te acuerdes, si quieres, luego te doy pistas a ver si recuerdas cuándo hablamos.
El año que viene la nocturna de San Antón cae en Viernes. Oido navegantes, no tenéis excusa para no venir a disfrutar con la experiencia. Lo aviso con un año de antelación.
